Llevo todo el día analizando un punto muy importante que olvidamos en el proceso de la sanación.
Si hay algo que he aprendido en mi corta vida es que la sanación no es algo que esperamos que ocurra. Me explico, no podemos esperar sentados en el sofá a que llegue la sanación.
La sanación es un compromiso, es un arduo trabajo donde determinamos nuestra disposición en trabajarlo. La sanación jamás en la vida llegará de la nada.
Para poder sanar necesitamos comprometernos con nosotros mismo. Necesitamos poner de nuestra parte y sacar el coraje del bueno para poder enfrentar nuestro dolor.
El proceso no es fácil, para algunas personas es un poco más complejo que para otros. Pero si hay algo que nos determina es la DISPOSICIÓN. Este acto es tan y tan importante, que si no estamos dispuesto nunca vamos a sanar. Pero si estamos en todo lo contrario y decimos, “para aquí, yo tengo que poner de mi parte y enfrentarlo”, verás que sentado en la montaña rusa de tu vida lograrás poco a poco y día a día acercarte más a la sanación.
Recuerda, si estás dispuesto y comienzas a trabajarlo verás en corto, mediano o largo plazo el resultado del verdadero aprendizaje de esta situación.
Lo que nos determina no es la situación, tampoco la silenciosa respuesta de la pregunta, “¿por qué?”, y mucho menos la edad, lo que nos determina es el CÓMO enfrentamos cada situación, cada dolor, cada experiencia traumática que nos presenta la vida.
No están ahí para hacerte la vida imposible, ni para hacerte miserable, están ahí para pulirte, para hacerte más fuerte, valiente, más humano y más LUZ.
#NosTenemos
