Hoy tuve el plan de hacer un poco de turismo interno en la isla. Visité el pueblo de Ponce con todas las debidas precauciones por la pandemia.
De camino a Ponce y cuando regresé a San Juan me invadió el famoso miedo.
Hace poco que no lo sacaba a pasear un rato, ese miedo que experimenté se quería convertir luego en un ataque de pánico.
¿Cómo comenzó?
Todo comenzó imaginándome una escena que ni quisiera era real, me imaginaba en carne propia experimentando una tragedia con personas gritando de miedo, pánico y sin comprender lo que sucedió.
Reconozco que a muchas personas nos ha pasado en algún momento de nuestra vida. Que simplemente imagínanos tragedias irreales que sólo nos incumba al pánico y nos saca de nuestra realidad.
¿Como logré controlarlo?
Primero que nada, hay distintos tipos de miedo, pero el miedo que experimenté es el miedo que nos lleva a desarrollar y experimentar un ataque de ansiedad y de pánico.
Menos mal que pude detener mis pensamientos y obtener el control, en varios minutos me controlé y me dije a mi misma, “Dios reprenda , mis ángeles guías están conmigo, eso no va a pasar, todo esta bien”. Y a los varios segundos logré tranquilizarme y estar en calma.
Sabes, pensé por un momento que ese tipo de miedo que nos lleva directo al pánico es mi enemigo. Pero analizándolo bien, la respuesta es NO. El miedo no es mi enemigo, el miedo quiere dejarme saber que a veces pierdo el control de mis pensamientos y debo aprender a evitar que suceda.
Al final de todo, el miedo es enseñanza, en los pequeños desvíos mentales nos enseña que debemos relajarnos por varios segundos y tomar con valentía el control de todo lo que somos. Sobre todo mantener nuestra mente en el presente en todo momento.
Mi consejo como lo mencioné en el pasado post, es practicar uno o los cincos sentidos en el presente.
#NosTenemos
