El jueves fui a buscar al nene y en medio del tránsito y del tráfico mi vida dio un «stop». Dije «wow mira hasta dónde has llegado luego de la pérdida». Mi vida se derrumbó por un minuto, al recordar el pasado tan lejano y al ver hasta donde había llegado, fue un minuto de una profunda introspección .
Todo comenzó cuando me detuve en la luz que había cambiado frente al Pan Pepín y bajé el cristal para disfrutar del olor al pan horneado. Recordé las veces que pasaba por esta ruta con C y le decía «quiero bajar el cristal para oler al pan». Luego de ahí, mi mente se derrumbó, se desconectó por completo y rompí a llorar.
Pero en mi interior había una voz que me decía, mira hasta donde has llegado, luchando y luchando internamente hasta no parar. Todo lo que tuviste que pasar te hizo una mujer más fuerte de lo que creías ser, y no, nunca pares, sigue hacia adelante. Que los recuerdos te ayuden a mantener tu esencia, y te recuerde hacia donde te diriges, ¡nunca te desenfoces y nunca cambies!.
Ese vacío que le invade a cualquier persona es normal, es válido sentirlo, experimentarlo, pero no más de dos minutos, porque es necesario aprender a decirle «adiós», para poder continuar con nuestra vida.
¿Cuál es fue el propósito? Dejarme saber lo mucho que aprendí a vivir con la pérdida, y que la pérdida en estos momentos está presente de manera pasiva, gracias a que pude aprender hacerla parte de mi vida para poder continuar con mi propósito. La pérdida no fue un obstáculo, fue un aprendizaje y un impulso a conocerme y conectarme más con mi misión en esta vida.
#NosTenemos #SanandoConLetras
