Cada año adquirimos madurez, aprendizaje, pérdidas, lecciones, experiencias y la ascensión para continuar más cerca de nuestro propósito de vida. En términos del duelo adquirimos prácticamente lo mismo, pérdida física, aprendizaje y experiencia con el fin de bajar la intensidad del dolor y acercarnos cada vez más hacia nuestra propia luz,
El primer año aprendí a abrazarme, a vivir del presente y cambiar mi perspectiva con respecto hacia cada proceso y momento que nos presenta la vida. En el segundo año adquirí el aprendizaje de fluir ante los cambios y este año aprendí a continuar el camino. Hoy, 18 de diciembre de 2022 se cumplen tres años y ha sido un año de muchos retos, me he dado de cuenta que de mí dependen muchas decisiones, que el sufrimiento es una decisión y me he tenido que esforzar por integrarme y fluir.
A tres años del duelo, puedo decirte que un duelo no es un sufrimiento fatal como muchos lo ven, es un reto. Un duelo te lleva a experimentar mucho más que un sufrimiento por apego, te lleva a retarte, aprender, a fluir, a buscar apoyo dentro de las personas que te rodean, un duelo es parte de nuestro proceso de vida.
Antes de culminar, está bien llorar, está bien sufrir, pero recuerda que el sufrimiento tiene un límite, donde solo tú tienes el poder de tomar la potente decisión de decidir si seguir sufriendo o fluir e integrarte nuevamente a la realidad actual.
Al fin y al cabo cuestiónate, el ser de luz que partió fisicamente de tu vida, ¿le hubiera gustado verte sufrir por su partida?
Solo tú conoces la respuesta y está en ti tomar la valiente decisión de seguir sufriendo o seguir viviendo.
Con amor,
Sanando con Letras
#NosTenemos
